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Domingo, 18 de enero de 2015

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2do domingo T. Ordinario


1 Samuel 3:3-10, 19
1 Corintios 6:13-15, 17-20
Salmos 40:2, 4, 7-10
Juan 1:35-42

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llamado de dios

"Aquí estoy, porque me has llamado" (1 Samuel 3:5).

El Señor inicia este nuevo año llamándonos como lo hizo en su momento con Samuel, Andrés y Simón Pedro. Él nos está llamando para que nos unamos a Él:

  • No superficialmente, sino para amarlo profundamente, con todo nuestro corazón (Mt 22:37),
  • En una comunidad cristiana, junto a otros a quienes también Él ha llamado, y
  • Para despertar y renovar a una Iglesia adormecida (ver 1 Sm 3:2-3).

Debemos entender y aceptar estos tres componentes o en su defecto habremos rechazado el llamado del Señor. Así, algunos dicen que han entregado sus vidas a Jesús y, sin embargo, no están dispuestos a compartir y colaborar con otros miembros del Cuerpo de Cristo, la Iglesia. Otros trabajan en la transformación de su parroquia, pero todavía están comprometidos con el mundo y no han dedicado completamente sus vidas a Jesús. El llamado de Cristo es triple: aceptarlo, aceptar la verdadera vida en comunidad a través de su cuerpo, la Iglesia, y aceptar la responsabilidad de ayudar a restaurar este cuerpo debilitado.

Al darse cuenta de que le seguimos, Jesús se voltea y nos pregunta: "¿Qué quieren?" (Jn 1:38). Nuestra respuesta debe ser: Queremos comprometernos completamente contigo, con la vida en comunidad en tu Iglesia y en la renovación de tu Iglesia. Entonces, Jesús nos contesta: "Vengan y lo verán" (Jn 1:39).

Oración:  Padre, "Habla, porque tu servidor escucha" (1 Sm 3:10).

Promesa:  "¿O no saben que sus cuerpos son templo del Espíritu Santo, que habita en ustedes y que han recibido de Dios? Por lo tanto, ustedes no se pertenecen, sino que han sido comprados, ¡y a qué precio! Glorifiquen entonces a Dios en sus cuerpos" (1 Co 6:19-20).

Alabanza:  Alabado sea Jesús, "¡la Resurrección y la Vida!" (Jn 11:25). Cantaré tus alabanzas hasta la eternidad.

Rescripto:  †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 14 de agosto de 2014

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