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Sábado, 28 de febrero de 2015

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Deuteronomio 26: 16-19
Salmos 119:1-2,4-5, 7-8
Mateo 5:43-48

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abba

"Así serán hijos del Padre que está en el cielo" (Mateo 5:45).

En este tiempo de Cuaresma, la Iglesia enfatiza más que nunca el siguiente mandato: "Por lo tanto, sean perfectos como es perfecto el Padre que está en el cielo" (Mt 5:48). Como nuestro Padre, debemos mostrar amor también a nuestros enemigos y perseguidores (Mt 5:44-45).

La Cuaresma es tradicionalmente un tiempo en que Dios Padre nos confirma su amor por nosotros como sus hijos e hijas queridos. Antes que el Espíritu Santo llevara a Jesús al desierto (Mt 4:1), escuchó lo que su padre le había dicho: "Éste es mi Hijo muy querido, en quien tengo puesta toda mi predilección" (Mt 3:17). En el desierto, Satanás tentó a Jesús a dudar que Él era el Hijo amado de Dios (Mt 4:3,6) Jesús venció estas tentaciones y fue confirmado en el amor de su Padre. Durante esta Cuaresma, nosotros, como Jesús, seremos tentados a dudar el amor del Padre por nosotros. Pero vamos a recibir la gracia para vencer estas tentaciones y creer más que nunca en el amor infinito de Dios.

El Espíritu Santo nos adornará con la confirmación del amor de nuestro Padre a través de nuestras penitencias cuaresmales. Por lo tanto, "para que tu limosna quede en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará" (Mt 6:4). "Tú, en cambio, cuando ores, retírate a tu habitación, cierra la puerta y ora a tu Padre que está en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará" (Mt 6:6). "Tú, en cambio, cuando ayunes, perfuma tu cabeza y lava tu rostro, para que tu ayuno no sea conocido por los hombres, sino por tu Padre que está en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará" (Mt 6:17-18). Vive una Cuaresma confiando completamente en Dios Padre y deja que Él sea tu padre de manera simple y práctica. Deja que el Espíritu Santo grite desde tu corazón, 'Abba' (Padre) (Gal 4:6; Rom 8:15).

Oración:  Abba, dame una fe humilde para estar seguro en tu amor.

Promesa:  "Tú observarás todos sus mandamientos. . . y serás un pueblo consagrado al Señor, como Él te lo ha prometido" (Dt 26:18,19).

Alabanza:  Martín estudió hebreo y visitó la Tierra Santa para entender las escrituras con mayor profundidad.

Rescripto:  †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 25 de agosto de 2014

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