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Jueves, 19 de diciembre de 2013

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Jueces 13:2-7, 24-25
Salmos 71:3-6, 16-17
Lucas 1:5-25

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¿desesperanza o a la espera?

"Zacarías... tu súplica ha sido escuchada" (Lucas 1:13).

Hay ocasiones en que Dios se toma un largo tiempo en contestar nuestras oraciones. ¿Eres de los que pierden la esperanza o te mantienes a la espera sin dejar de orar? ¿Expresas rebeldía por que la respuesta no era la que querías o estás bien dispuesto a la espera? (Lc 1:17). Te sientes tentado a concluir que Dios dijo que "No" (en vez de "todavía No"). Cuando no pareces recibir respuesta, ¿te amargas o te animas?

Simeón y Ana esperaron durante décadas, y cuando llegó el día que sus tan ansiada oraciones fueron contestadas, Dios les encontró dispuestos (Lc 2:27ss; 38). La Santísima Virgen estaba lista y dispuesta en docilidad al Señor cuando llegó su momento (Lc 1:38). Manóaj y su esposa también estaban dispuestos (Jue 13:2ss). Cuando Dios llamó a Abraham, su primera reacción fue "¡Aquí estoy!" (Gen 22:1). Los fariseos, los saduceos y mismo el Zacarías oraban por la llegada del Mesías, aun así finalmente llegó Jesús y no ellos no le reconocieron.

La manera de prepararse para la respuesta de Dios a una súplica es estar preparados en todo momento de cada día. Años de práctica en ser como un niño pequeño ante Dios nos ayudan a estar listos para cuando conteste. Durante este tiempo es preciso nunca dudar de su poder salvífico y su bondad amorosa. Por eso Dios envía a bebés en respuestas de oración (Jue 13:3; 1 Sam 1:19ss; Lc 1:13). El Señor renueva todo y le llena de tal vida y frescura que sólo los bebés pueden dar muestra.

Cada día, "renuévate en lo más íntimo de tu espíritu" (Efe 4:23). Resiste el desarrollo de un corazón duro, escéptico. Deja que el niño Jesús "te abra tu corazón" (2 Cor 6:13).

Oración:  "Tú, Señor, eres mi esperanza y mi seguridad desde mi juventud" (Sal 71:5).

Promesa:  "El será para ti un motivo de gozo y de alegría" (Lc 1:14).

Alabanza:  "Oh flor del tallo de Jesé, te han elevado como seña para todo los pueblos; reyes guardan silencio en tu presencia; las naciones se postran en adoración ante ti. Ven, que nada te impida venir a nuestra ayuda".

Referencia:  (Esta enseñanza fue presentada por un miembro de nuestro equipo editorial).

Rescripto:  †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 19 de julio de 2013

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