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Domingo, 22 de febrero de 2015

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1er domingo de Cuaresma


Génesis 9:8-15
1 Pedro 3:18-22
Salmos 25:4-9
Marcos 1:12-15

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la bella y la bestia

"…donde estuvo cuarenta días...Vivía entre las fieras" (Marcos 1:13).

El Evangelio de san Marcos fue escrito alrededor del año 70 d.C. y se cree que fue escrito en Roma. En aquel tiempo en Roma, era común arrojar a los cristianos a un coliseo con fieras salvajes y hambrientas, como leones y tigres, para ser martirizados y devorados como espectáculo.

¿Puedes imaginarte cómo los primeros cristianos de Roma debieron haberse sentido incentivados al escuchar que Jesús vivía seguro entre las bestias salvajes? (Mc 1:13) Jesús no sólo sobrevivió el estar en la presencia de bestias salvajes, sino que aparentemente vivió en paz con ellas. El profeta Isaías anunció que con Jesús las fieras vivirán en paz con toda la Creación (ver Is 11:6-8). El Señor, en su poder, puede cerrar las fauces de las fieras para proteger a sus santos (Dn 6:23). De hecho, en el caso de Daniel, las bestias salvajes eventualmente destruyeron a las bestias humanas (Dn 6:25).

Hoy en día nos enfrentamos siempre a las bestias salvajes de una cultura secular sin Dios, a la tiranía económica, a los ataques del gobierno contra la libertad religiosa y así sucesivamente. Satanás anda rondando como un león rugiente, es decir, como una bestia salvaje, buscando a quien devorar (1 Pe 5:8).

Cuando Jesús estaba con las fieras, Él no estaba solo. El Espíritu estaba con Él y los ángeles de Dios le servían (Mc 1:12-13). El Señor nos puede salvar de las fauces de las bestias salvajes, humanas, animales o espirituales (ver 2 Tim 4:17). Nada, ni siquiera las bestias salvajes, nos puede separar del amor de Jesús (Rom 8:39).

Oración:  "Confío en Él y ya no temo: ¿qué pueden hacerme los hombres?" (Sal 56:12)

Promesa:  "El Señor es bondadoso y recto: por eso muestra el camino a los extraviados" (Sal 25:8).

Alabanza:  ¡Alabado seas, Jesús resucitado! Tu primer acto después de haber resucitado de entre los muertos fue ofrecer a tus discípulos paz y reconciliación. (Jn 20:19, 23). Alabado seas, Jesús, "rico en misericordia" (Ef 2:4).

Referencia:  (Esta enseñanza fue presentada por un miembro del equipo editorial).

Rescripto:  †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 25 de agosto de 2014

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