< <  

Martes, 9 de agosto de 2016

  > >

santa Teresa Benedicta de la Cruz


Ezequiel 2:8-3:4
Salmos 119:14, 24, 72, 103, 111, 131
Mateo 18:1-5, 10, 12-14

Ver Lecturas en Inglés
Reflexiones Similares

la biblia viviente

"Él me dijo: come lo que tienes delante: come este rollo, y ve a hablar a los israelitas" (Ezequiel 3:1).

Antes de poder comunicar la Palabra de Dios, debemos escuchar, aceptar y digerir Su Palabra tan completamente que sea parte de nosotros. Debemos comer el rollo de la Palabra de Dios (Ez 3:2; Ap 10:9). Entonces nos convertiremos en letras "escritas no con tinta, sino con el Espíritu del Dios viviente; no en tablas de piedra, sino de carne, es decir, en los corazones" (2 Co 3:3). A medida que nos convertimos en tabernáculos caminantes cuando recibimos la Sagrada Comunión, así nos convertimos en Biblias caminantes cuando comemos el libro de la Palabra de Dios. Y, como se ha dicho a menudo, seremos las únicas Biblias que mucha gente va a leer. Nos convertimos en Biblias caminantes al:

  1. escuchar la Palabra de Dios y practicarla (Mt 7:24; Stg 1:22),

  2. dar la bienvenida humildemente, "a la Palabra que ha sido sembrada" en nosotros (Stg 1:21),

  3. meditar en la ley (Palabra) de Diosdía y noche (Sal 1:2),

  4. recitar la Palabra de Dios "de día y de noche" (Jos 1:8), y

  5. compartir la Palabra de Dios (ver Lc 8:16).

La constitución dogmática del Concilio Vaticano II, sobre la Revelación Divina, proclama: "Todos los sacerdotes deben aferrarse a las Sagradas Escrituras con asidua lectura y estudio cuidadoso, sobre todo los sacerdotes de Cristo y otros, tales como los diáconos y catequistas que son legítimamente activos en el ministerio de la Palabra" (25). Esto también se puede aplicar a todos nosotros. Por lo tanto, come el rollo, devora la Palabra de Dios, hazla el gozo y la felicidad de tu corazón (Jer 15:16). En Jesús, el Verbo se hizo carne (Jn 1:14). En ti, la carne puede convertirse en la Palabra.

Oración:  Padre, que ame Tu Palabra más que al dinero o al placer (ver Sal 119:72).

Promesa:  "¡Qué dulce es tu palabra para mi boca, es más dulce que la miel!" (Sal 119:103)

Alabanza:  Como judía y cristiana, santa Teresa habla a Israel. Ella experimentó el judaísmo, el ateísmo, el catolicismo, y ahora la santidad.