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Sábado, 2 de septiembre de 2017

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1 Tesalonicenses 4:9-11
Salmos 98:1, 7-9
Mateo 25:14-30

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"ven, comparte el gozo de tu señor" (mt 25:21, 23)

"Y después partió" (Mateo 25:15).

Suponga que tienes cinco hijos, pero sirves al Señor en varios ministerios. Jesús se complace contigo. Para recompensarte, dice: ¿tienes cinco niños? Toma, les daré cinco más. "¡Ven, comparte el gozo de tu señor!" (ver Lc 19:18-19; Mt 25:21)

Quizás estás involucrado en dos ministerios, y el poder de Dios brilla por medio de tu servicio. Jesús se complace contigo. Para recompensarte, dice: "hiciste bien en estos dos ministerios. Te llamo a trabajar en dos ministerios adicionales. Ven, comparte el gozo de tu señor" (ver Lc 19:18-19; Mt 25:23)

Jesús te da más responsabilidad, y entonces parece alejarse (ver Mt 25:15), aparentemente, dejándote con el trabajo y sin Su presencia (Lc 19:12; Hch 1:9). Hay santos que han experimentado este aislamiento, pero perseveraron en servir al Señor fielmente. Jesús nos pide ser fieles, aunque parezca que se haya ido. Él espera de nosotros "quedarnos con la tarea, que sea conveniente o no" (2 Tim 4:2). A veces parece que el Señor es como los egipcios, que exigieron que los esclavos hebreos no solamente produzcan su cuota diaria de ladrillos sino que recojan su propia paja también (ver Ex 5:7).

Sin embargo, Jesús nos da el secreto para evitar pesadas responsabilidades "por miedo" (Mt 25:25). El secreto es: "¡ven, comparte el gozo de tu amo!" (Mt 25:21, 23) Ven a Jesús en la Eucaristía, diariamente si es posible y recibe su alegría. Ven a Él en la adoración eucarística y la oración frecuente. La alegría de Jesús no se te puede quitar (Jn 15:11; 16:22; 17:13). Debemos fijar nuestros ojos en Jesús (Heb 3:1; 12:2), no en las responsabilidades que vienen con servirle. "Alégrense siempre en el Señor. Vuelvo a insistir, alégrense" (Fil 4:4)

Oración:  Jesús, que nunca sea abrumado por otra cosa si no es por Ti.

Promesa:  "Pero yo los exhorto, hermanos, a hacer mayores progresos todavía" (1 Tes 4:10).

Alabanza:  La oración constante de Beth es "¡Alabado sea el Señor!"

Referencia:  (Esta enseñanza fue presentada por un miembro del equipo editorial).

Rescripto:  †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 15 de mayo de 2017.

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