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Jueves, 21 de febrero de 2019

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san Pedro Damián


Génesis 9:1-13
Salmos 102:16-21, 29, 22-23
Marcos 8:27-33

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Reflexiones Similares

las primeras palabras de dios para nosotros

"Dios bendijo a Noé y a sus hijos, diciéndoles: 'Sean fecundos, multiplíquense y llenen la tierra'" (Génesis 9:1).

Una de las primeras cosas que Dios le dijo a Noé después del diluvio fue lo primero que le dijo a la raza humana después de crearnos: "Sean fecundos, multiplíquense" (Gn 1:28). Dios concluyó Su bendición de Noé con las palabras: "Sean fecundos y multiplíquense" (Gn 9:7; ver también Gn 1:22).

El Señor ha dejado muy claro que los niños son una bendición de Él (ver Sal 127:3) y deben ser bienvenidos (ver Mt 18:5). Sin embargo, en el nuevo pacto, el Señor quiere que multipliquemos no solo personas, sino también personas que sean Sus discípulos (ver Mt 28:19). Él insiste en que llevemos abundantemente el fruto de la evangelización, o seremos "como el sarmiento que se tira y se seca; después se recoge, se arroja al fuego y arde" (Jn 15:6).

Naturalmente, el Señor quiere que los seres humanos sean creados dentro del pacto matrimonial mediante relaciones sexuales y que nazcan por medio del sufrimiento de la madre durante el embarazo y el parto. Sobrenaturalmente, el Señor nos hace nuevas creaciones (ver Gál 6:15) y nos da un nuevo nacimiento (ver Jn 3:3, 5) mediante nuestra relación de pacto con Jesús (ver Jn 15:5) y nuestro sufrimiento por amor a Él.

No seas abortista ni anticonceptivo. Elige el amor y el dolor vivificante. Elige la vida y sé fructífero.

Oración:  Padre, hazme fiel, fructífero y agradable ante Ti.

Promesa:  "Las naciones temerán Tu Nombre, Señor, y los reyes de la tierra se rendirán ante Tu gloria" (Sal 102:16).

Alabanza:  San Pedro Damián fue un ermitaño, abad y obispo cardenal. Trabajó duro para reforzar las prácticas espirituales de la Iglesia. Al final, vivió de nuevo como ermitaño. Fue declarado Doctor de la Iglesia en 1828.

Rescripto:  †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 16 de julio de 2018

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