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Martes, 26 de febrero de 2019

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Eclesiástico 2:1-11
Salmos 37:3-4, 18-19, 27-28, 39-40
Marcos 9:30-37

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Reflexiones Similares

"esperanza en él" (eclo 2:6)

"Fíjense en las generaciones pasadas y vean: ¿Quién confió en el Señor y quedó confundido" (Eclesiástico 2:10).

José fue vendido como esclavo por sus hermanos y luego encarcelado, perdiendo por lo menos diez de los mejores años de su vida (Gn 37:18ss). Sin embargo, él continuó con esperanza y Dios le restauró mucho más de lo que podría haber imaginado. Abraham, Josué, Caleb y Ruth también sufrieron durante años en "las generaciones pasadas...confiaron en el Señor" y no se desilusionaron (Eclo 2:10).

"Esperanza es la expectativa confiada de la bendición divina" (Catecismo de la Iglesia Católica, 2090). Cuando la bendición divina pareciera retenida por un tiempo prolongado, podría ser un tiempo de prueba (Eclo 2:1), adversidad (Eclo 2:2), o prueba (Eclo 2:5) para fortalecernos y purificarnos. Si esta prueba se prolongara, podríamos volvernos muy desconsolados (Prov 13:12) y nos sentiríamos tentados a perder la esperanza. Ya que la esperanza es también "el temor a ofender el amor de Dios y de incurrir en el castigo" (Catecismo, 2090), al perder la esperanza nos volvemos menos temerosos de Dios y más susceptibles a pecar. A medida que el pecado aumenta, la esperanza disminuye. El pecado puede agotar nuestra esperanza. Por lo tanto, arrepiéntete. "Endereza tus caminos y espera en Él" (Eclo 2:6). "¡Feliz el que no tiene que reprocharse a sí mismo, y no ve desvanecerse su esperanza!" (Eclo 14:2)

Pídele al Señor un gran aumento de tu esperanza. "Los que esperan en Él no sucumben jamás" (1 Mc 2:61). Dios dice: "No se avergonzarán los que esperan en Mí" (Is 49:23).

"Y la esperanza no quedará defraudada, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo, que nos ha sido dado" (Rom 5:5).

Oración:  Padre, "Sé mi sostén conforme a tu promesa, y viviré: que mi esperanza no quede defraudada" (Sal 119:116).

Promesa:  "Que el Señor sea tu único deleite y Él colmará los deseos de tu corazón" (Sal 37:4).

Alabanza:  Mónica ora sin cesar y con esperanza expectante por la conversión de sus hijos.

Referencia:  (Esta enseñanza fue presentada por un miembro del equipo editorial).

Rescripto:  †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 16 de julio de 2018

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