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Sábado, 20 de abril de 2013

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Hechos 9:31-42
Salmos 116:12-17
San Juan 6:60-69

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"un pan, un cuerpo" (1 cor 10:17)

¿Con qué pagaré al Señor todo el bien que me hizo? Alzaré la copa de la salvación e invocaré el nombre del Señor —Salmos 116:12-13

Muchos de los discípulos de Jesús se negaron a aceptar o tomar en serio las enseñanzas de Jesús sobre la Eucaristía. (Jn 6:60). Escandalizados en la fe que tenían en Jesús, murmuraban en protesta, y dejaron de seguir a Jesús para regresar a su vida de antes (Jn 6:61, 66). Jesús va ser para nosotros una piedra de tropiezo que saque a la luz nuestras divisiones (Mt 11:6), o por el contrario la Eucaristía nos hará uno con Jesús, como Él y el Padre son uno (Jn 17:21-23).

Después del primer Pentecostés cristiano, la recién nacida Iglesia estaba entregada a la "fracción del Pan"(Hch 2:42), es decir, la Eucaristía. Gracias a la Eucaristía, Jesús y la Iglesia estaban unidos en pensamiento y corazón (Hch 4:32). Los fieles de la primera Iglesia eran ridiculizados, arrestados, amenazados, torturados, atacados o martiriados con el fin de destruir esa unidad de la que gozaban. A pesar de todo, mantuvieron la unidad en Espíritu y e incluso se fortaleció aún más su unidad. "La Iglesia estaba en paz. Estaba siendo construida y estaba progresando en el amor de Dios; al mismo tiempo que disfrutaba del consuelo del Espíritu Santo" (Hch 9:31).

"La copa de bendición que bendecimos, ¿no es acaso comunión con la Sangre de Cristo? Y el pan que partimos, ¿no es comunión con el Cuerpo de Cristo? (1 Cor 10:16-17). En un mundo dividido, divisivo y fragmentado, dejemos que Jesús nos haga uno por medio de su amor eucarístico.

Oración:  Padre, acepto tu gracia para centrar mi vida en la Eucaristía diaria.

Promesa:  "Senor, a quién iremos ? Tú tienes palabras de vida eterna. Nosotros hemos creído y sabemos que el eres Santo de Dios. —Jn 6:68-69

Alabanza:  En vez de desanimarse al tener que confesar el mismo pecado constantemente, Patricia aceptó la gracia de una confesión frecuente y así logró la victoria en una batalla importante de su vida interior.

Rescripto:  †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 19 de diciembre de 2012

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