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Martes, 15 de abril de 2014

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Semana Santa


Isaías 49:1-6
Salmos 71:1-6, 15,17
Juan 13:21-33,36-38

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ministerio "laico"

"¿Darás tu vida por mí?" (Juan 13:38).

Pedro prometió a Jesús que daría su vida por Él (Jn 13:37). Esa misma noche, Pedro se sentó a llorar amargamente después de darse cuenta de que había negado a Jesús tres veces (Lc 22:62). Judas probablemente no tenía intención de traicionar a Jesús cuando empezó a seguirlo. Pero, permitió que su amor por Jesús se corroyese, hasta el punto de que Satanás pudo entrar en su corazón en el momento en que Jesús trataba de alcanzarle con amor (Jn 13:26-27).

Nosotros también podemos negar o traicionar a Jesús si nos enfocamos sólo en nuestros propios deseos y no en los de Él. "Cuando lo negamos con nuestras obras, de alguna manera parece que ponemos las manos violentas sobre Él" (CIC 598). Jesús le mostró a Pedro y a todos nosotros como poner amor en nuestras vidas.

Jesús podría haber disfrutado de la bienaventuranza del cielo con su Padre, pero Él vino a la tierra para salvarnos. En su ministerio público, Jesús "no tiene donde reclinar la cabeza" (Lc 9:58). De cualquier forma, el se enfocó no en su propia comodidad, sino en entregar su vida por nosotros, como el buen Pastor da su vida por sus ovejas (Jn 10:11).

"y el Señor hizo recaer sobre Él las iniquidades de todos nosotros" (Is 53:6). "El cual, en lugar del gozo que se le ofrecía, soportó la cruz sin tener en cuenta la infamia" (Heb 12:2). Él soporto la dolorosa corona de espinas y la pesada cruz que le fue colocada en su cabeza y hombros (Jn 19:2, 17). Jesús pasó por alto el hecho de que nadie estaba presente para dar su vida por Él (ver Mc 14:50) y dolorosamente perseveró en dar su vida por aquellos que Él amaba (Jn 15:13).

Durante esta Semana Santa, permítele a Jesús que ponga al descubierto tu corazón. Arrepiéntete profundamente y pon tus pecados delante de Él en la Confesión. Pon tu vida a los pies de Jesús (Lc 17:16) y síguelo hasta la cruz.

Oración:  Jesús, "Yo daré mi vida por ti" (Jn 13:37).

Promesa:  "Yo te destino a ser la luz de las naciones, para que llegue mi salvación hasta los confines de la tierra" (Is 49:6).

Alabanza:  Alaba a Jesús, quien renunció a todo para darnos todo.

Referencia:  (Esta enseñanza fue presentada por un miembro del equipo editorial).

Rescripto:  †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 18 de diciembre de 2013

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