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Martes, 16 de septiembre de 2014

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Papa san Cornelio
san Cipriano


1 Corintios 12:12-14, 27-31
Salmos 100:1-5
Lucas 7:11-17

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Reflexiones Similares

un asunto de vida y muerte

"Jesús se acercó y tocó el féretro" (Lucas 7:14).

Según la ley de Moisés, Jesús quedaría impuro si tocaba un muerto (Num 19:11). Haciendo esto, Jesús cargó sobre sí mismo la impureza de la muerte (Mt 8:17). Empero, la muerte no tiene poder sobre Jesús (Rom 6:9). Jesús es la Vida (Jn 11:25; 14:6), así que cuando toca a los muertos, los trae de vuelta a la vida (Jn 10:10).

Jesús resucitó al muchacho tan solo con su palabra hablada. Una vez que Jesús pronunció las palabras, "Joven yo te lo ordeno, levántate," el "muerto se incorporó" (Lc 7:14, 15). Su palabra es vida (Jn 6:63). Cuando Jesús pronuncia la palabra, surge la salvación y la vida (Lc 7:7, 10, 14-15).

En un gesto de gran misericordia, Jesús entra en la vida humana dominada por la muerte. Nadie le pidió que interviniera y no parecía que la fe estuviese involucrada. Jesús es la misericordia encarnada. La misericordia es Su verdadera naturaleza, por lo que tuvo misericordia de la madre afligida, y rescató a su hijo de la muerte a la vida. Esto presagiaba su muerte salvadora en la cruz. Nadie le pidió a Dios que enviara a Su Hijo a morir por nosotros; nadie pudo imaginar tal cosa. Simplemente nos miró con ojos de misericordia y nos regaló la Vida y Luz para iluminar nuestra existencia (Is 9:1).

Hubo un tiempo en que la muerte tuvo dominio sobre nosotros a causa de nuestros pecados (Ef 2:1). Sin embargo, "Dios es rico en misericordia, por el gran amor con que nos amó, precisamente cuando estábamos muertos a causa de nuestros pecados" (Ef 2:4-5). ¡Aleluya!

Oración:  Jesús, "Tú tienes palabras de Vida eterna" (Jn 6:68). Toca esta cultura de la muerte y haz que se detenga (Lc 7:14). Pronuncia tus palabras de vida para nosotros y condúcenos hacia una nueva civilización de vida.

Promesa:  "Dios ha visitado a su pueblo" (Lc 7:16).

Alabanza:  En una visión, a san Cipriano se le dijo que sería decapitado dentro de un año, entonces escuchó al Espíritu Santo y escribió una exhortación para los que fuesen llamados a sufrir martirio.

Referencia:  (Esta enseñanza fue presentada por un miembro del equipo editorial).

Rescripto:  †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 23 de abril de 2014

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