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Jueves, 23 de abril de 2015

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san Jorge y san Adalberto


Hechos 8:26-40
Salmos 66:8-9, 16-17, 20
Juan 6: 44-51

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¿crees?

"Yo soy el pan vivo bajado del cielo" (Juan 6:51).

Jesús dijo: "El que coma de este pan vivirá eternamente, y el pan que yo daré es mi carne para la Vida del mundo" (Jn 6:51). En la última cena, Jesús tomó el pan y la copa de vino y dijo: "Este es mi cuerpo" y "esta es mi sangre" (Mt 26:26,28). Cuando muchos de los discípulos de Jesús se alejaron de Él por tales declaraciones (ver Jn 6:66), Jesús no cambió sus palabras, ni las explicó de manera figurativa. La Iglesia primitiva se dio buena cuenta de ello, y entonces entendieron literalmente las palabras de Jesús, como Él sin duda alguna las quiso decir. Ellos creyeron que estaban recibiendo el cuerpo y la sangre de Jesús cuando recibían la Santa Comunión. La Iglesia, desde los tiempos de Jesús hasta nuestros días ha creído esto, y han vivido e incluso perecido por ello.

¿Crees que recibes el Cuerpo y la Sangre de Jesús, con toda su alma y divinidad, cuando recibes la comunión? Si es así, la comunión es el centro de tu vida, el acontecimiento más significativo y más transcendental de todos tus días. Si crees lo que dijo Jesús acerca de la comunión, probablemente trates de recibir la comunión a diario, visitar a Jesús en el Santísimo Sacramento frecuentemente, y hablarle a otros acerca del amor eucarístico de Jesús.

Poco antes de que Jesús muriera, les dio la comunión a los apóstoles. El día que resucitó de entre los muertos, nuevamente le dio la comunión a dos de sus discípulos. También Jesús se preocupa de darnos hoy su cuerpo y sangre a nosotros, sus discípulos. Abre los ojos para reconocer a Cristo resucitado (Lc 24:30-31). Hoy en este día y a diario, recibe la comunión.

Oración:  Padre, que desee recibir a Jesús en la Sagrada Comunión tan fervientemente como a Jesús le gustaría darla (ver Lc 22:15).

Promesa:  "Felipe tomó la palabra y, comenzando por este texto de la Escritura, le anunció la Buena Noticia de Jesús" (Hch 8:35).

Alabanza:  San Jorge tuvo que "soportar un rudo y doloroso combate" (Heb 10:32) pero se mantuvo fiel hasta el final en su martirio.

Rescripto:  †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 1 de abril de 2015

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