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Jueves, 28 de julio de 2016

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Jeremías 18:1-6
Salmos 146:1-6
Mateo 13:47-53

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tu patrimonio neto

"El Reino de los Cielos se parece también a una red que se echa al mar y recoge toda clase de peces" (Mateo 13:47).

¿Cuál es tu parábola favorita? A muchas personas les gusta de manera especial la parábola del sembrador y la semilla, la primera de las parábolas del reino, también conocida como la parábola de los tipos de suelos. Las parábolas del grano de mostaza y de la perla también son favoritas. ¿Pero, cuántas personas declaran que la parábola de la red para pescar es su favorita? No obstante, la parábola de la red es la gran final de las parábolas del reino en el Evangelio de Mateo. Es la última palabra. Así, las parábolas del reino terminan con una nota amenazadora: "Así sucederá al fin del mundo: vendrán los ángeles y separarán a los malos de los justos, para arrojarlos en el horno ardiente. Allí habrá llanto y rechinar de dientes" (Mt 13:49-50).

Este no es un final feliz, pero es el final que quiere el Señor. El Señor nos llama a la conversión, a aceptarlo como nuestro Salvador, Señor y Dios en Sus términos. Debemos decir y vivir: "Pero en virtud de la Ley, he muerto a la Ley, a fin de vivir para Dios. Yo estoy crucificado con Cristo, y ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí: la vida que sigo viviendo en la carne, la vivo en la fe en el Hijo de Dios, que me amó y se entregó por mí" (Gal 2:19-20). Solamente aquellos que: "no vivan más para sí mismos, sino para aquel que murió y resucitó por ellos" tendrán la salvación (2 Co 5:15). Todos los demás serán "arrojarlos en el horno ardiente. Allí habrá llanto y rechinar de dientes" (Mt 13:50) en "la perdición eterna, alejados de la presencia del Señor" (2 Tes 1:9).

Se ha lanzado la red al lago. Está siendo llevada hacía a ti. Se te está acercando. Exclama por Jesús, "todo el que invoque el nombre del Señor se salvará" (Rom 10:13).

Oración:  Padre, que yo termine en el amor y no en el infierno.

Promesa:  "Sí, como la arcilla en la mano del alfarero, así están ustedes en mi mano" (Jer 18:6).

Alabanza:  Sara tenía un esposo de carácter difícil, pero ella encontró paz porque se dio cuenta que cuando servía a su esposo, servía a Jesús.

Rescripto:  †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 18 de febrero de 2016.

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