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Sábado, 3 de junio de 2017

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Novena de Pentecostés - Día 9
san Carlos Lwanga & Compañeros


Hechos 28:16-20, 30-31
Salmos 11:4-5, 7
Juan 21:20-25

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¡ocúpese de sus asuntos!

"¿Qué importa?" (Juan 21:22).

Nuestra sociedad moderna debe ser uno de los grupos más bulliciosos de personas en la historia. Tenemos programas de entrevistas de radio, prensa chismosa, tabloides y revistas, telenovelas, "espectáculos en vivo", los medios de comunicación social. Parece como si nos importara el asunto de todos, menos el nuestro.

Mientras que nuestros compañeros en la sociedad miran con cuidado la vida de todo el mundo, nuestras vidas se desmoronan. Nuestros propios matrimonios se deterioran debido a la negligencia, la infidelidad y la falta de perdón. Los niños van por la vida sin supervisión y caen en manos de la gente equivocada. Como resultado, en los adolescentes el fumar, la bebida, el abuso de drogas, la fornicación y el aborto están fuera de control. Nuestras propias vidas se desmoronan cuando nos dedicamos al uso de drogas, entretenimientos, compulsiones y el escapismo en busca de consuelo fugaz.

Jesús exclama: "Basta" (Lc 22:38). Él nos manda ocuparnos de la viga en nuestros propios ojos en lugar de gastar tanto tiempo mirando las pajas en los ojos de los demás (Mt 7:3ss). Evitemos el murmullo de controversias sin sentido (2 Tim 2:23; Prov 20:19) o el entrometernos en las peleas que no son las nuestras (Prov 26:17). En palabras de santa Teresa de Calcuta, debemos "ocuparnos de nuestros propios asuntos".

¿Cuál es nuestro asunto? Jesús lo deja claro: "Tú sígueme" (Jn 21:22). Seguimos a Jesús al hacer lo que Él nos ha mandado: poner nuestra propia casa en orden (Is 38:1), amar a nuestros cónyuges, criar a nuestros hijos en la piedad (Ef 6:4), amarse los unos a los otros (Jn 15:17), perdonar a todos los que nos hacen daño.

Mañana es la gran fiesta de Pentecostés. Nuestro asunto es el de "recibir el Espíritu Santo" (Jn 20:22).

Oración:  Padre, me arrepiento de no hacerte caso y perder el tiempo que me das. Purifica mi mente y lléname del Espíritu Santo.

Promesa:  "El Señor es justo y ama la justicia, y los rectos verán su rostro" (Sal 11:7).

Alabanza:  San Carlos y sus compañeros fueron guiados por el Espíritu Santo para mantenerse firmes en la santa pureza y la fe y llegaron a ser santos heroicos.

Referencia:  (Esta enseñanza fue presentada por un miembro del equipo editorial).

Rescripto:  †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 3 de marzo de 2017.

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