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Lunes, 13 de mayo de 2019

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Nuestra Señora de Fátima


Hechos 11:1-18
Salmos 42:2-3; 43:3-4
Juan 10:1-10

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Reflexiones Similares

"dame de beber" (jn 4:7)

"Mi alma suspira por Ti, mi Dios. Mi alma tiene sed de Dios, del Dios viviente" (Salmos 42:2-3).

El homilista en la Misa de hoy relató una historia de su visita a Roma. El gran baptisterio de la Basílica de Letrán presenta una gran estatua de un venado, inclinada hacia la pila bautismal, anhelando un trago de las aguas del Bautismo (ver Sal 42:2ss). El venado y todas las criaturas de Dios están sedientas de las aguas vivas de Dios. Jesús también tiene sed. Desde la cruz, Él gime: "Tengo sed" (ver Jn 19:28). A la mujer samaritana, y a cada uno de nosotros, Jesús pide: "Dame de beber" (Jn 4:7). Él tiene sed de que todos beban de las aguas del Bautismo, la "fuente de salvación" (Is 12:3), y los ríos del Espíritu Santo (Jn 7:37-38).

Dios ha puesto una sed de Sí Mismo en cada persona. Los judíos se sorprendieron de que los paganos debían ser incluidos en el plan de salvación de Dios (ver Hch 11:1ss). Sin embargo, los paganos tenían sed de Dios y bebían completamente del mensaje del Evangelio. En nuestra evangelización, es fundamental recordar que el Señor ha puesto una sed de Sí Mismo en cada persona. San Agustín, un inverosímil converso si alguna vez hubo uno, expresó su sed al decir: "nos has hecho para Ti y nuestro corazón está inquieto mientras no descansa en Ti" (Catecismo de la Iglesia Católica, 30). Incluso los huesos más secos pueden cobrar vida al escuchar las Buenas Nuevas de Jesús (Ez 37:1ss). Nadie, por fuerte que sea, dejará de tener sed de Dios. Por lo tanto, sigan proclamando el mensaje de Jesús.

Oración:  Padre, que con mi constante evangelización, pueda dar de beber a Jesús y a su pueblo sediento.

Promesa:  "Apenas comencé a hablar, el Espíritu Santo descendió sobre ellos, como lo hizo al principio sobre nosotros" (Hch 11:15).

Alabanza:  En una parroquia local, un gran grupo de católicos ora regularmente a Nuestra Señora de Fátima cada sábado para observar sus pedidos de oración regular, reparación y consagración.

Referencia:  (Esta enseñanza fue presentada por un miembro del equipo editorial).

Rescripto:  †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 23 de enero de 2019

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