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Martes, 24 de marzo de 2015

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Números 21:4-9
Salmos 102:2-3,16-21
Juan 8:21-30

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¿intoxicación alimenticia?

".. El pueblo perdió la paciencia y comenzó a hablar contra Dios y contra Moisés... entonces el Señor envió contra el pueblo unas serpientes abrasadoras, que mordieron a la gente, y así murieron muchos israelitas" (Num 21:4-6).

Miles de israelitas fueron destruidos por causa de sus pecados (ver 1 Co10:8-10; Num 25:1-9; 14:37). Su pecado básico fue la idolatría, y una parte significativa de este pecado era su ansia por la comida de la esclavitud. Querían carne, pescado, pepinos, melones, puerros, cebollas, ajo (Num 11:4-5), grano, higos, uvas y granadas (Num 20:5). Los israelitas estaban disgustados con la comida "miserable" que Dios les había dado (Num 21:5). Ellos se quejaban del maná que Dios milagrosamente les había dado todos los días de forma gratuita.

¿Hay algún deseo desordenado por comida que contribuye al pecado de la idolatría en tu vida? Ezequiel profetizó: "No saciarán su avidez, ni llenarán sus entrañas, porque el oro y la plata fueron la piedra de tropiezo que los hizo caer en la iniquidad" (Ez 7:19). Pablo habló de gente quienes "su fin es la predicción, su Dios es el vientre, su gloria esta en aquello que los cubre de vergüenza" (Fil 3:19).Él estaba hablando de los "enemigos de la cruz" (Fil 3:18) aquellos que "no aprecian sino las cosas de la tierra" (Fil 3:19). Pablo nos advirtió que evitáramos la compañía de los que causan disensiones y escándalos a través del engaño y la adulación (Rom 16:17-18). "Ellos no sirven a nuestro Señor Jesucristo, sino a su propio interés" (Rom 16:18). "Hijitos míos, cuídense de los ídolos" (1 Jn 5:21), incluyendo el ídolo de los alimentos.

Oración:  Padre, mientras ayuno en esta Cuaresma, hazme consciente de las tentaciones de la gula y de la idolatría.

Promesa:  "Ustedes son de aquí abajo, yo soy de lo alto. Ustedes son de este mundo, yo no soy de este mundo. Por eso les he dicho: "Ustedes morirán en sus pecados". Porque si no creen que Yo Soy, morirán en sus pecados " (Jn 8:23-24).

Alabanza:  Después de confesar su pecado sexual, Andrés fue capaz, por la gracia de Dios, de no pecar más (ver Jn 8:11).

Rescripto:  †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 25 de agosto de 2014

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